Ecuador laboratorio de experiencia contra la pobreza
La inversión ha sido importante en política social y economía para concretar el acceso al bien común a partir del concepto de ofrecer oportunidades para todos, por ejemplo en la educación pública y los servicios universales de salud.
La ministra ecuatoriana de Inclusión Económica y Social, Doris Solíz, afirmó que su país es hoy un laboratorio de experiencias en la lucha contra la pobreza, con los programas sociales en marcha en los últimos cinco años.
En una entrevista con Prensa Latina, Solíz refirió que en esta etapa de la Revolución Ciudadana ha construido un modelo denominado Buen Vivir, que pone en el centro al ser humano a partir del concepto de generar equidad y condiciones para acceder al desarrollo.
Solíz refirió que el país ha dado saltos importantes en el combate a este flagelo al considerar en primera instancia a sectores que habían sido excluidos hasta ahora en las políticas de gobierno como los indígenas, afrodescendientes, los adultos mayores, discapacitados y los jóvenes.
En una entrevista con Prensa Latina, Solíz refirió que en esta etapa de la Revolución Ciudadana ha construido un modelo denominado Buen Vivir, que pone en el centro al ser humano a partir del concepto de generar equidad y condiciones para acceder al desarrollo.
Solíz refirió que el país ha dado saltos importantes en el combate a este flagelo al considerar en primera instancia a sectores que habían sido excluidos hasta ahora en las políticas de gobierno como los indígenas, afrodescendientes, los adultos mayores, discapacitados y los jóvenes.
Según explicó, se busca romper brechas en el desarrollo a través de crear un piso para que la población en condiciones de pobreza puede superar su estado, como lo ha sido aquí la entrega del bono de desarrollo a sectores en desventaja.
En ese último caso, recientemente se conoció que 15 por ciento de los alumnos que ingresaron a la educación superior provienen de hogares merecedores de la contribución entregada por el Estado a las madres solteras o jefas de hogares, ancianos o discapacitados.
A este fenómeno, dijo, se le llama movilidad social, que es cuando esta nueva generación rompe con las condiciones en que ha vivido al acceder a los estudios superiores y consecuentemente eleva sus posibilidades de empleo.
La titular refirió que el concepto que se maneja desde el gobierno ecuatoriano es el de ciudadanos con derechos y obligaciones, en igualdad de condiciones, y por ello existe una gran inversión social.
Precisó que 25 por ciento del presupuesto estatal, o sea seis mil 500 millones de dólares de los 26 mil millones del total, son destinados a programas sociales.
Aquí se incluye el programa de vivienda social, el de retorno de los migrantes, el combate al trabajo infantil, la generación de empleos para jóvenes y el conjunto de políticas de inclusión social.
Solo en educación se ha invertido 300 por ciento del presupuesto y en salud 130 por ciento, acotó.
Planteó entre los retos pendientes para erradicar la pobreza en Ecuador la transformación de la matriz productiva, incentivar el desarrollo rural a través de la revolución agraria y el acceso a servicios básicos como el agua, donde todavía persisten las carencias.
Para la ministra Solíz, la experiencia de la llamada economía popular y solidaria ha sido una de las formas de inclusión económica y social más rápida y eficiente, ya que por un lado se apoya a los ciudadanos a emprender su empresa y se generan empleos.
Aunque todavía faltan alternativas por explorar, uno de los objetivos de trabajo es precisamente, explicó, vincular a esos pequeños productores con la empresa pública, o sea, que el Estado le compre sus producciones.
Un ejemplo de ello ha sido el proyecto Hilando el desarrollo, beneficioso para mil 600 talleres artesanales que reciben unos 30 millones de dólares anuales y generan unos cuatro mil empleos a los fabricantes de los uniformes escolares.
A su juicio, la pobreza y el desarrollo equitativo son grandes temas que deben estar presentes en el debate político de la nación, sobre todo en un año electoral.
Este jueves inicia aquí un foro denominado De Pobres a Ciudadanos: experiencias latinoamericanas contra la pobreza, el primero de una serie organizados en Ecuador con el propósito de impulsar el combate a este azote y promover el conocimiento de prácticas regionales.
En ese último caso, recientemente se conoció que 15 por ciento de los alumnos que ingresaron a la educación superior provienen de hogares merecedores de la contribución entregada por el Estado a las madres solteras o jefas de hogares, ancianos o discapacitados.
A este fenómeno, dijo, se le llama movilidad social, que es cuando esta nueva generación rompe con las condiciones en que ha vivido al acceder a los estudios superiores y consecuentemente eleva sus posibilidades de empleo.
La titular refirió que el concepto que se maneja desde el gobierno ecuatoriano es el de ciudadanos con derechos y obligaciones, en igualdad de condiciones, y por ello existe una gran inversión social.
Precisó que 25 por ciento del presupuesto estatal, o sea seis mil 500 millones de dólares de los 26 mil millones del total, son destinados a programas sociales.
Aquí se incluye el programa de vivienda social, el de retorno de los migrantes, el combate al trabajo infantil, la generación de empleos para jóvenes y el conjunto de políticas de inclusión social.
Solo en educación se ha invertido 300 por ciento del presupuesto y en salud 130 por ciento, acotó.
Planteó entre los retos pendientes para erradicar la pobreza en Ecuador la transformación de la matriz productiva, incentivar el desarrollo rural a través de la revolución agraria y el acceso a servicios básicos como el agua, donde todavía persisten las carencias.
Para la ministra Solíz, la experiencia de la llamada economía popular y solidaria ha sido una de las formas de inclusión económica y social más rápida y eficiente, ya que por un lado se apoya a los ciudadanos a emprender su empresa y se generan empleos.
Aunque todavía faltan alternativas por explorar, uno de los objetivos de trabajo es precisamente, explicó, vincular a esos pequeños productores con la empresa pública, o sea, que el Estado le compre sus producciones.
Un ejemplo de ello ha sido el proyecto Hilando el desarrollo, beneficioso para mil 600 talleres artesanales que reciben unos 30 millones de dólares anuales y generan unos cuatro mil empleos a los fabricantes de los uniformes escolares.
A su juicio, la pobreza y el desarrollo equitativo son grandes temas que deben estar presentes en el debate político de la nación, sobre todo en un año electoral.
Este jueves inicia aquí un foro denominado De Pobres a Ciudadanos: experiencias latinoamericanas contra la pobreza, el primero de una serie organizados en Ecuador con el propósito de impulsar el combate a este azote y promover el conocimiento de prácticas regionales.

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